Reinventando la bailarina: del escenario al movimiento libre

Reinventando la bailarina: del escenario al movimiento libre

Ligera, elegante, femenina. La bailarina es un clásico del calzado que ha sobrevivido a décadas de tendencias.

Origen: del ballet a la calle

El zapato de bailarina tiene sus raíces en el calzado de ballet clásico. Las primeras zapatillas de ballet en punta, como las que usaba Marie Taglioni en el siglo XIX, estaban diseñadas para permitir a las bailarinas moverse con ligereza y fluidez sobre el escenario.

Pero no fue hasta el siglo XX que este calzado se transformó en una pieza de moda cotidiana. La diseñadora francesa Rose Repetto adaptó las zapatillas de ballet para su uso diario, y poco después, Brigitte Bardot las convirtió en un icono en la película Y Dios creó a la mujer (1956). Audrey Hepburn también las inmortalizó en Funny Face (1957), combinándolas con pantalones pitillo y siluetas minimalistas.

Décadas más tarde, en los años 2000, las bailarinas vivieron un nuevo auge de la mano de Kate Moss, que las convirtió en emblema del estilo "boho chic": con pitillos, blazers masculinos y vestidos vintage. Así, las bailarinas se consolidaron como símbolo de feminidad, comodidad y estilo atemporal.

Pero ¿cuál es el problema del diseño clásico?

La mayoría de bailarinas convencionales tienen tres grandes limitaciones:

  • Puntera estrecha que comprime los dedos
  • Suela rígida que impide que el pie se flexione al caminar
  • Tacón (aunque sea mínimo) que altera la postura y el eje corporal

Nuestra bailarina barefoot: un clásico reinventado y revolucionario

En Libertas decidimos rediseñar la bailarina desde una nueva perspectiva: la del barefoot. Es decir, un calzado que respeta la anatomía natural del pie y permite moverse con libertad, como si estuvieras descalza.

Nuestros tres pilares:

  • Más espacio para los dedos: horma amplia que permite que el pie se abra y apoye de forma estable
  • Suela fina y flexible: para sentir el suelo y acompañar al pie en el movimiento
  • Elevación o drop cero: sin talón ni cuña, para mantener una postura alineada y natural

El resultado es una bailarina que conserva su estética atemporal, pero que trabaja a favor del cuerpo, no en su contra. Una pieza que se adapta a ti, en lugar de obligarte a adaptarte a ella.

Porque sí, puedes vestirte con elegancia y al mismo tiempo cuidar tu pisada, tu postura y tu salud.

 

Regresar al blog